Hoy es domingo de tormenta de verano. Algo que me vuelve tarumba desde hace muchos años y que ha hecho que quiera compartir con el resto de los indios ciertas reflexiones.
Al mirar las cosas desde la distancia, las conclusiones y las revelaciones no paran de continuarse. Éstas se suman a la cantidad de respuestas que hay que ofecer a toda la gente que pregunta. Muchos preguntan sin pensar antes, y entre esas preguntas hay una que me irrita especialmente “pero, ¿la gente vive bien con tanta escasez?”.
Aprovecho esta reserva india para gritar muy airadamente que Sí, que la gente vive bien con esa “escasez” porque lo que abunda allí no es tan grande como lo que escasea por aquí.
Lo que escasea en este mundo “desarrollado”, en el que se vive sin preguntarse nada, sin intentar torcer la mirada y desviarse un mínimo de lo que los medios principalmente quieren imponer. Un estilo de vida basado en la falta de curiosidad vital y en los constantes malos juicios a quienes quieren otro camino. Suerte también, que hay mucha gente por estos lares que escapa de eso y que prueban a ser inocentes e intentar cambiar la realidad, algo como lo que hacen los chicos de la anti-liburudenda, en Bilbao.
Más allá de La Habana, de las conversaciones con gente no intoxicada por la EICTV, la escuela me ha mostrado como en este mundo del adsl parece que hay que resguardase de los sentimientos. En Cuba he aprendido a impedirme eso. Es lo me lo han enseñado gente como Rosana, la cubana con toda una prole de niños que nos regala tostones cuando vamos a visitarla, o también, porque no, todos y cada uno de los Doble Postres, unos seres extraordinarios con los que he compartido a rabiar. Unos sentimientos tan grandes y puros que me han enseñado unas cuantas lecciones.
O sea, que lo que cuenta no es la tarjeta bancaria:
En la Cuba que idealizo, escasean las ganas de melodrama, esas que en lugares con televisión por cable siempre sobran y que intentan arruinar la alegría salsera. Así se aprende a no tomarse en serio, a ver que todo es muy relativo.
Y ¿cómo se demuestra? En este verano que esta siendo el más sereno de todos… Se demuestra en la práctica, viendo que las cosas no me preocupan mucho y únicamente se recoge lo que debe ser sembrado.
Hay países tropicales a los que siempre llamaré ultradesarrollados, por tener bien claro que en cualquier momento un huracán puede devastar tu vida y, ante eso, solo queda vivir apasionadamente; no quedarse con la duda del “y si…”.
En definitiva, hacer lo que se quiere hacer… que nada importa tanto.